la muerte insiste en perseguirme.
cerca a mis oídos siguen girando las noticias recientes: el intento de suicidio de una amiga lejana, el asesinato de un hombre al otro lado de la calle, una pelea con cuchillos frente a mi puerta. Es como si la muerte se hubiera ensañado con las noticias que me niego a escuchar. me cuentan que ayer, mientras lavaban la sangre en el bar del asesinato, el agua salía roja. Hoy caminé frente a ese sitio y el piso aún conservaba ese rosa sucio del que estamos compuestos. la marca quedará ahí por varios días, recordando lo efímero del suspiro eterno que creemos inhalar. mi hermana se centra en el horror causado por la inocencia de la víctima, yo le recuerdo que la inocencia no nos libra de nada.
la muerte reptando en palabras que llegan como rumores. la muerte bajo la forma de una mariposa negra que se planta tras la puerta. la muerte como posibilidad que asecha, como una emboscada silenciosa.
escribo esto mientras fumo un cigarrillo. con la tercera pitada el corazón se desboca en mi pecho. pienso en mi muerte, en lo que años atrás me dijo el médico: "si sigues con esa vida, no llegas a los cuarenta". no he cambiado en mucho. los cuarenta ya anotan mi dirección para tocar la puerta. espero que se demoren un poco más, que el rosa sucio frente al bar llame su atención y la muerte los distraiga. mientras eso pasa, intentaré cambiar el número de mi casa.
jueves, 3 de septiembre de 2009
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3 Comentarios:
Socio...yerba mala never dies...y sumercé es una peste...no se preocupe... lo de la muerte de vecinos y cercanos, que acto ecológico supremo...
¿recuerdas aquel hombre que huyó de un pueblo buscando alejarse de la muerte?
Ok, la muerte está, vaga por ahí, quizá, vigila a quien la persigue en demasía.
la muerte, como la vejez, acecha!
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