viernes, 12 de marzo de 2010

el iris se expande treinta y cinco milímetros

todo me dice que me estoy envejeciendo.

hoy vi una película y no me pareció buena. en realidad no me pareció mala, pero no me conmovió, el corazón no saltó, no me moví un centímetro de mi puesto salvo para tomar posición de sueño. en dos semanas, ya van tres veces que me pasa. ya las películas no me gustan tanto como antes. recuerdo que al salir a la calle después de estar dos horas frente a una pantalla algo se movía dentro de mí, un cambio de actitud que decía que era otro, un ser diferente al que entró en la sala o que oprimió el botón de play. ahora critico el argumento, los encuadres, las actuaciones. me fijo más en el make-over que en el sentimiento que producía en mí.

recuerdo ahora una noche (en realidad fueron varias) hablando con un amigo, bajo el cielo del llano en hamacas y con la extensión del pasto bajo nuestros pies. hablábamos sobre el arte, yo defendía la técnica él la producción del sentimiento en el espectador. me doy cuenta que mi defensa era falsa. que en el fondo me gustaban las pinturas porque expandían el iris y producían risas. ahora extraño esos sentimientos. entonces una de dos: a la academia atrofió algunas cosas adentro o ya estoy cada vez más viejo. como espero seguir en el trabajo/estudio que da la academia, deshecho la primera opción -por pura resignación- y me voy por la segunda.

ahora necesito una de esas películas que revivan lo atrofiado

1 Comentarios:

betotosto dijo...

Si vejez significa acomodarse o apoltronarse en un rincón de lo conocido por el resto de la vida, tonces tas jodido; aunque como dicen por ahí: siempre hay otra forma de envejecer.

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