otra muerte que aparece y otro recuerdo que llega. las cosas se complican cuando la gente que muere te recuerda cosas. a veces es mejor cuando no te enteras quién es la mujer regordeta del féretro, pero las cosas son así. los estudiantes me verán con esa cara con la que se mira un des-generado, comentarán la muerte junto a los goles del domingo y seguirán su vida. yo no. a mí me atacan los recuerdos. ahí va.
la primera película que vi estaba basada en el libro de un alemán. lloré mucho cuando intentaban poner una inyección a una especie de dragón de felpa gigante. no entendí que lo curaban, creí que lo lastimaban.
la segunda película que vi estaba basada en la vida de un chileno. no lloré por más que al hombre lo torturaban, lo golpeaban, lo asesinaban. no entendí que lo silenciaban, lo callaban, creí que era una ficción.
después de esa segunda película, vino en ciclo doble una entrevista a una mujer (que ya por entonces tenía visos de regordeta). nunca entendí nada de esa charla, pero se quedaron grabadas sus facciones en mis ojos. inventé lo que decía: habló sobre super héroes, libros raros y coincidencias extrañas. hoy, veintitrés años después la vuelvo a ver, ahora está quieta y sale en el noticiero con una papada que me recuerda a jabba the hut y una cinta negra en la esquina de la pantalla... ya no tengo que inventar lo que dice, recuerdo lo que ha dicho toda su vida: habló de super héroes, de libros raros y de coincidencias extrañas.
gracias a la vida, que me dio una película que no podré olvidar.
lunes, 5 de octubre de 2009
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1 Comentarios:
Nunca he podido con eso de la nostalgía de la muerte. Extrañar, en mí, siempre tiene un sentido distinto: extraño lo que aún puedo alcanzar y si excavara en la tierra nada rescataría, quizá un par de huesos. Muchos murieron a mi lado, se fueron a mí lado, pero de todos sigo recordando a los que supongo siguen vivos.
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