la muerte nos despierta.
entre las 2:45 de elliot y las tres agujas; un solo recuerdo: un alumno se acerca y me comenta que su padre ha muerto. ya le había dictado un curso hace año y medio. estaba en primer semestre. en ese momento no me caía muy bien. era vago, molestaba y me hacía chistes malos. ahora, en tan solo cinco días sin verlo su rostro ha mutado. está triste, arrugas en la cara y ojos vidriosos. me dice que debe hacerse cargo del negocio de su padre muerto. firmó contratos antes de morir y lo mínimo que podía hacer era cumplir con esos contratos.
cuando toma posesión del negocio -me cuenta- (estudia administración de empresas) se da cuenta que el mundo real no es la universidad. "la universidad no sirve para nada en realidad, afuera las cosas son diferentes", termina. no le digo nada, sé que es cierto, que ha dado el paso de la manera más dura. le ofrezco mi apoyo y le digo que los trabajos los puede entregar después. antes de irme, no me aguanto y en un murmullo le doy la razón "sí, no sirve de mucho allá afuera". señalo hacia afuera y me doy cuenta que mi dedo apunta a un saltimbanqui que pretende recoger unas cuantas monedas con sus malabarismos. bienvenido, pienso.
martes, 20 de abril de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
7 Comentarios:
Pero no puedo estar de acuerdo.
salvaste el relato con el sltimbanqui, vi tu dedo señalando al sujeto ese... y me dieron ganas del semáforo otra vez...
Anacrito, estar o no de acuerdo no elimina lo real... socio, lo siento por su alumno...
Yo sé, Daemonicat, que alguna vez Ud. ha llamado "construcción literaria" a lo real y dudado de la misma existencia de la realidad, así que yo estoy de acuerdo con el desacuerdo de Anacrito...
entonces no estoy de acuerdo...
Lo que no decimos (quizás porque no nos gusta) es que en el fondo a nadie le importa: ni el acuerdo o el desacuerdo -y menos la muerte de un desconocido...
Habla pos usted, supongo... solo por usted...
Publicar un comentario