miércoles, 24 de noviembre de 2010
faldas, vientos y sonrisas
el sol no se oculta. la claridad del día me dice que deben ser las tres, pero son las seis de la tarde. camino por rivadavia. la música de subirá se escucha al fondo de la plaza. a mitad de camino dos chicas se esconden de la brisa en la entrada de un edificio vacío. sus faldas: largas, livianas y coloridas, ondean con las arremetidas del viento que cruza por la calle con bríos siempre renovados. están de pie, una al lado de la otra. se toman de la mano, se dan un beso. una de ellas, la más alta, se inclina hacia adelante y, con movimientos rápidos, se saca la ropa interior bajo la falda. la otra chica, mientras tanto, observa pendiente a su derecha. asoma la cabeza por el vano de la puerta esperando que nadie las observe. camino en su dirección por la izquierda, así que no se percatan de mi presencia. cuando lo hacen, ya estoy muy cerca, a cinco pasos de ellas. la chica alta tiene su ropa interior en la mano; al verme, sonríe y se abalanza sobre la otra chica que da un pequeño brinco al verme tan cerca. las dos me miran y ríen a carcajadas. se abrazan tiernas y avergonzadas. bajan la vista y sus manos retienen las faldas que siguen ondeando bajo el soplo primaveral. les sonrío también. sigo mi camino y agradezco al viento zonda.
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2 Comentarios:
uy no parce... ya estoy como aburrida de verle las mismas piernas a esas desconocidas... escriba!!
Horwendil debe estar muy ocupado entre resaca y resaca para escribir... Y debe estar pensando en las piernas de esas chicas todavía... Si se hubiera quedado en Buenos Aires quizás se le pasaba, porque con 40 grados de sensación térmica ayer estábamos todas medio desnudas...
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