domingo, 27 de marzo de 2011

si la lamparita fuera timbre, yo...

(a P.)
la lamparita está encendida. el café se enfría en medio de las palabras. entonces, la luz se desvanece. quiere dejar de existir y lo hace. deja de ser lamparita para convertirse en objeto inútil. la conversación queda suspendida en el aire y se inicia la introspección absoluta. "no molestemos a H", me dice MY; y decidimos seguir con las palabras onanistas en otro lugar. el sitio está completamente oscuro y a veces la luz de un auto dilata las pupilas por segundos. solo para volverlas a cerrar. ella me cuenta de un paseo extraño en un lago, de una frase de la abuela. yo contesto con un viaje a la selva y un mal chiste sobre mi nacimiento. sin saber cómo, llegamos al tema de él: de mi padre. MY me pregunta si lo recuerdo, si tengo algo de él, si hay resquicios de memoria. le cuento del experimento, de los test y de la memoria falsa que un día cree para mí mismo. pero no me parece suficiente. pasa otro carro y las luces parecen llegar profundo: al pasado escondido. entonces le cuento del timbre. le narro cómo una vez, con más cervezas encima de las que quería esa noche nublada, quería hablarle. explico que la única forma, la que me pareció más coherente y que resultó por convertirse en la más cierta, fue apretar el botón inservible del timbre al lado de mi cama. y entonces sentí que me escuchaba. supe que un oído se abría en algún lugar y me escuchaba. así que empecé a hablarle a él: a mi padre. a la persona que nunca vi, pero que conocí gracias a los retazos de historias que forcé hasta convertirlos en pasado. le conté cómo lo extrañaba y qué raro era extrañar a alguien a quien nunca tuviste al lado. le conté de mi gato que ya debía conocer en ese momento y le prometí timbrar cada vez que quisiera hablar con él. el asintió con silencio, o quizá con vibraciones que se taparon por la fiesta del piso de arriba o la música en el bar de abajo. así que seguí tocando el timbre cada vez que quería hablar con él. (en ese momento pasó otro carro que me dejó ver la sonrisa temblorosa que tenía mientras contaba eso). y sé que funciona. lo comprobé una vez, pero no lo pude hacer después. el timbre, ahora tan lejano. pero está ahí. imagino que le digo a P. que lo toque cuando quiera hablar con él, pero no quiero que me crea desequilibrado. así que me callo. al terminar la historia, la lamparita vuelve a ser lamparita y el timbre vuelve a estar tan lejos que ya no recuerdo si es verde o azul. así que duermo. al despertar, un mensaje de P. me avisa que ya son 29 años. que ese día, mientras hablaba con MY sobre mi padre, alguien lo rememoraba, lo recordaba porque un nuevo ciclo terminaba solo para que otro empezara. entonces quisiera contarle del timbre a P. así que decido escribirle pero las palabras no son suficientes. al fondo, casi como un susurro, H se ha despertado y programa un par de canciones. suena, empieza, como si fuera un mantra: "es un buen tipo mi viejo...". pienso en que nada es aleatorio, no me queda más que rendirme ante las evidencias. y por un momento lo pude volver a comprobar: está aquí, escuchó mi historia. seguro se rió mientras la voz me temblaba. pienso en el dedo de P. apretando el timbre y hablando en voz alta mientras se siente un poco rara. pero seguro lo hará. si se lo cuento, la lamparita dejará de ser lamparita y el timbre volverá a ser timbre.

2 Comentarios:

Anónimo dijo...

Hace dos días que me alegra que no sea ud. un boludo y que haya vuelto....

Unknown dijo...

Él siempre esta ahí, a mi manera, yo también lo siento

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