jueves, 3 de noviembre de 2011

de nuevo, el tono perfecto para leer...

maldito viernes.
es como un vacío. un día que no existe pero que insiste en hacerse presente por medio de un reloj que se detiene a cada segundo y hace que el día dure un poco más de lo que debe. el día del vacío. y tengo horror vacui. un día en el que nada ocurre pero todo pasa. adentro. muy al fondo. vuelvo a rascarme los brazos compulsivamente, hace ya 12 años que no lo hacía. me prometí no hacerlo de nuevo el día que rasqué tanto que los codos me empezaron a sangrar. y pasé a los dedos que ahora tienen callos producidos por los dientes. digo que es por escribir tanto, pero cualquier observador medianamente cuerdo se da cuenta que soy diestro y los callos están en mi mano izquierda. la obsesividad me atenaza, me aprieta entre sus brazos dentados. el reflejo de la ventana me permite ver lo que no quiero: la luz que se enciende, la puerta que se cierra. no soy así, me repito, pero es difícil lograr el control. la sonrisa aparece por inercia y no la quiero en mi rostro, pero aparece. soy de nuevo un personaje. esta vez me convertí en uno de los anónimos tipos que venden aspiradoras en un libro de carver. quizá siempre lo he sido y un satori llegado por mis acciones recientes me lo muestra de manera cruda. debí hablar. anteayer, debí hablar y no lo hice. es así como empiezo a arruinarlo todo: cuando no hablo. cuando intente hablar será demasiado tarde y mis palabras terminarán de arruinar lo que el silencio empezó. estaré una semana entera buscando el momento indicado que no aparecerá y el tiempo, la procrastinación, la dejadez, se convertirán en mi cara menos amable. y el maldito oído que no se quiere destapar, que sigue rebotando las ideas que no salen aumentando la obsesión. rana que baila con sombrero y bastón: no te obsesiones, no te obsesiones. ¿cuándo aparecerán las cicatrices?, ¿cuándo se empezará a notar el daño que me hago? a veces fumar no es suficiente. la escritura tampoco lo es. solo llegan a mi cabeza esas palabras repetidas una y otra vez en voz alta, que Z me decía que me sonaban tan bien. y ahora lo hacen. así que con furia. maldiciendo el viernes. empiezo a leer en voz alta: "Huyendo del espectáculo de su felicidad bochornosa, he caído de nuevo en la soledad. Acorralado entre cuatro paredes, lucho en vano contra la imagen repulsiva..."

2 Comentarios:

Anónimo dijo...

el amor...

Anónimo dijo...

esa palabra...

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