Sublime: Un primer momento apegado a lo fáctico, lo material. Las superficies duras aparecían en la mañana con la fuerza del futuro, con la única certeza de estar ahí para cuando muramos. El aire olía espeso, se podían sentir las partículas del aire flotando entre las calles y los carros. El agua se detenía en las paredes de los vasos, reacia a que la tomáramos, bajando fuerte por la garganta, ácida. Las frases contenían un mantra repetido mil veces, casi siempre bajo la misma intención: "no hay dinero", "¿quien lo presta?".
Salvar el hoy, dormir tranquilo. Las deudas se acrecientan y el dinero parece ocupar todas las palabras en las conversaciones, pero no en los bolsillos. La espera, la paciencia, la esperanza. Quizá mañana. Pero no. Saber que el día que sigue será igual. Que mañana en la mañana el mantra se repetirá, y tendremos que arrodillarnos una, dos, tres veces; mahometanos obligados de un dios poderoso. Al fondo, mientras tomo el bus de regreso a algún lugar, suena la canción que me sigue obligando: "hacé dinero, con lo que sea, es tu tarea". Cierro los ojos, solo miro a mi lado, evado la canción: una chica de edad incalculable se frota demasiado las manos, sé que me ha visto, se forma un vaho de perfumes mezclados, me abre la puerta al segundo momento, al fin de la dicotomía
Bello: La segunda parte del día pasa al otro lado. Observar la belleza. Plasmar en lenguaje sensaciones impalpables. Pocos creen en el acto pasivo de la observación de la belleza. Muchos confían en que la observación estática de la belleza solo existe si, tiempo después, se pasa a la acción. Al ser activo. Yo estoy seguro que eso no es cierto. El observar como hecho estático provoca cierta obsesión perversa. Imaginar al otro en un beso, sentir de cerca el aliento a café, oler, detallar. La vida del dinero para el hoy se pierde y toma otro sentido: el hoy para ver. Pocas cosas tan gratas y tan gratis.
Nada más que decir. quizá la hora. quizá la imagen. Prefiero soñar. Ver oníricas mujeres que me llenan el alma, que calman la desdicha. Y ahi están, otra vez, los sueños. Otra vez alguien me transforma en material de ensoñación. ¿Qué diría Bachelard? Ya paso al otro lado, la duermevela me tira hacia el otro extremo. Estoy seguro que un día de estos desapareceré y me conformaré como ser en el terreno de los sueños. Espero que ese día llegue pronto. Espero que no sea en una pesadilla.
Solo un plus: alguien escribió sobre Moby Dick. Traigo el libro a mi lado, reviso las citas. Una me recuerda el aeropuerto de Lima, otra el aeropuerto de Quito. Lo abro en un subrayado, lo usaré mañana como quien lee un horóscopo... leo:
"deseaba conservar las otras partes del cuerpo como una página blanca para un poema que estaba componiendo" -p. 296-...
Mañana será un día lleno de erotismo, espero.
1 Comentarios:
-Escribir tarde.
-Moby Dick.
-Plasmar en el lenguaje.
Ser de palabras.
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