estáticos ríos de comunicación.

y llegó el corte. y el corte pasó.

la corriente informática no corrió a través de mi vida por una semana, aproximadamente. por momentos me sentí lejos de todo y de todos. cuestiones de costumbre. a los dos días sonreía en la calle sin razón aparente. me daba cuenta que nunca hubo corriente informática constante en mi vida hace diez años, hace quince años, hace cinco años. entonces sentí que me quitaba un peso de encima. vi que, a medida que pasa el tiempo, me lleno de cadenas innecesarias. tenía esa misma excusa feliz de cuando perdí el teléfono. tenía más tiempo para leer. tenía menos chance de que la gente me hablara y entrar en ese ostracismo que me gusta poner en práctica casi todos los días. lo único que extrañé fue hacer lo que hago aquí. cada vez me siento más cómodo en este espacio: calidez supuesta, conexión irreal.

pensé en todo lo que quería contar aquí, pero no pude. así que va una pequeña lista para demostrar que las turbinas eólicas siguen funcionando:
subí a un bus y ya adentro, se cayeron las monedas afuera, no tuve con qué pagar el pasaje; en un lanzamiento de libros salgo y prefiero jugar en el suelo con un pequeño de tres años; leo en los buses y caigo dormido: nunca pierdo la página; guardo unas papas fritas en la maleta, las olvido y sufro de indigestión en la noche mientras me pregunto por qué todo olía a aceite viejo; duermo poco pero no me importa, a veces cuando no duermo la vida se parece al sueño en el que deseo vivir; llega un amigo a casa y llega otro amigo a casa, no los veía a los dos hacía mucho y cada vez que me visitan coinciden; un amigo me habla sobre fantasmas y me cuesta dormir esa noche; tengo sed y nada la puede curar; vuelvo a ser amigo de las señoras de la panadería... y así. podría sumar otras cosas más, pero apenas ahora debo retomar mi escritura. aquí va, este es mi retomar la idea del juego con la palabra.