domingo, 9 de octubre de 2011

entrelazamientos argumentales

la falla marca la escritura. el uruguayo me observa desde el costado con reprobación. discute mi actitud, la llama: lo disuelto. me explica que el tiempo en realidad no fluctúa, se comprime como pequeños hoyos negros temporales que notamos pero creemos vacíos. para comprobarlo, me lanza imágenes y me reta a describirlas como si fueran esencias puras. acepto el reto y lo doy por perdido desde antes de iniciar. el uruguayo se ríe: "además de disuelto, disoluto", me escupe en la cara. y se va rengueando a buscar unas milanesas en la nevera. entonces intento la extraña práctica de la memoria (práctica que dejé de tener desde hace aproximadamente seis meses, momento en que para olvidar forzosamente un recuerdo complicado, dañé las conexiones que hacían funcionar esa parte de mi sistema) y me parece como si descubriera un paisaje posible de entrelazamientos argumentales. así que inicio:
semáforo de peatones en rojo, espero el cambio. mientras, un carro pasa a mi lado y abre la ventana, una mujer agita su muñeca y se despide de mí: una sonrisa, una mano que se mueve, un grito de despedida. me despido con la misma elocuencia, sabiendo que nadie que conozca en esta ciudad tiene un auto. tengo la mano en el aire una sonrisa estúpida, alcanzo a gritar adiós; y alguien a mis espaldas responde la despedida. se da una pequeña conversación a larga distancia entre la mujer del auto y la persona atrás mio (nunca la logro ver). me quedo con la mano arriba y en esa posición cruzo la calle. cinco carriles interminables. casi al llegar a la otra acera (o vereda, o como quieran llamarla) un auto pasa el semáforo en rojo y frena en seco frente a mí. una de sus luces me alcanza a tocar la pierna. adentro un viejo iracundo y con la cara roja levanta sus manos y gesticula algo que no alcanzo a entender. grita dentro del auto, pero las ventanas están cerradas y el sonido no sale del vehículo. los vidrios dejan atravesar unos gestos con vaho y su imagen se empieza a borrar a medida que grita y los vidrios se empañan. giro la cabeza lentamente sin moverme y veo el semáforo. el hombrecito que camina sigue en un verde desteñido que se ha convertido en blanco. sigo con la mano arriba. me siento estúpido, violentado, perdido y con bronca. giro hacia el auto y busco las palabras adecuadas para que él entienda. así que tomo todo el aire que puedo y le digo: "¡viejo pajero!". el viejo se queda quieto en el auto y yo bajo la mano y doy dos pasos antes de pisar la acera, sabiendo que ya puedo llegar a casa.
el uruguayo me dice que parece que estoy dejando a un lado lo disuelto, pero que no parece que me aparte de lo disoluto. me recuerda que me hace falta la otra imagen, pero ya son las 3 de la mañana. me dice que duerma y que mañana hable de la "imagen ilustrativa". accedo y prometo: quiero borrar la falla como marca.

1 Comentarios:

Anónimo dijo...

Te invito a cubierta (tengo vino).

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